Para el fiscal Alejandro Pellegrinelli faltan algunas pruebas que confronten con la coartada exculpatoria de Osvaldo Asebedo (35), quien, mientras tanto, vive en un campo de Balcarce junto a un hermano .
A más de un mes de que el expiloto de automovilismo Carlos Garrido (72) fuera asesinado a golpes en la cabeza en su vivienda semi-rural próxima a Batán, el casero acusado de ser el homicida continúa en libertad mientras la Justicia trata de consolidar la prueba en su contra.
La extraña situación procesal de Osvaldo Asebedo (35), que en caso de ser condenado podría recibir una pena de prisión perpetua si se considera el agravante de la alevosía, se debe a que el fiscal Alejandro Pellegrinelli aún no tiene un cuerpo probatorio robusto e indiscutible.
Esta condición fue la que llevó al fiscal a que lo notificara de la acusación pero no lo detuviera, para no tener así que enfrentar los plazos de la prisión preventiva y trabajar la investigación con mayor tranquilidad. De todos modos, la imputación formal con pedido de detención podría llegar en función del resultado de estudios pendientes, tanto de laboratorio como telefónicos.
El crimen de Garrido ocurrió el 29 de abril en una casa quinta cercana a Ruta 88, Km 21,8, bajo circunstancias que por ahora se desconocen con precisión, ya que el único “testigo” fue el propio Asebedo. Ese día, a las 22.30, Asebedo se fue hasta los de un vecino, con su mano ensangrentada, para pedir ayuda y un teléfono con el cual llamar a la policía. Es que, según refirió, habían entrado a robar y lo habían atacado a él y a su patrón, Garrido. Y que creía que Garrido estaba muerto.
Una de las últimas imágenes de Carlos Garrido.
Cuando la policía arribó al lugar confirmó el fallecimiento de Garrido, quien presentaba un severo traumatismo de cráneo a poca distancia de la galería de acceso a la casa. A 200 metros de allí, en un camino de tierra, había sido incendiado el automóvil Citröen, de la víctima. También habían sido quemados los celulares de los dos hombres.
Lo que más sospecha causó en los investigadores fue que no hubo faltantes, que Garrido tenía incluso 27 mil pesos en sus bolsillos y que existía un trasfondo de enemistad con Asebedo.
Sin embargo, el casero se mantuvo en sus dichos y aseguró que él no tenía ninguna responsabilidad en el ataque sufrido por el expiloto de Turismo Carretera. Incluso que también él había sido atacado, pero al desvancerse por los golpes no pudo saber mucho más.
El fiscal Pellegrinelli analizó un supuesto triángulo amoroso que involucraba a la expareja de Garrido, quien meses antes había interpuesto una exclusión de hogar de éste por una serie de discusiones. Garrido, en tanto, había dejado trascender que creía que entre Asebedo y su expareja había un romance. Asebedo lo confirmó en su declaración.
Más allá de que el casero tenía un motivo para cometer el homicidio, el fiscal Pellegrinelli no pudo desactivar por el momento su coartada. Esto se debe, en parte, a que no hay evidencia física incriminatoria, y mucho menos testigos de lo que pasó aquella noche.
Es cierto también que la versión de los hechos que propone el casero es algo frágil, con algunos pasajes algo cuestionados por los investigadores. Justamente, esa duda es la que llevó al fiscal al punto intermedio de notificarlo en orden al artículo 60 del CPP, pero no imputarlo formalmente.
Asebedo, mientras tanto, se mudó a un campo cercano a la localidad de Balcarce, donde vive junto a su hermano, por lo que se encuentra “ubicable” para la Justicia.